Las puertas son las que más sufren el ajetreo del día a día, además de llevarse innumerables golpes, arañazos y daños, que terminan por estropearlas. Si quieres recuperar una vieja puerta y ahorrarte el dinero de tener que comprar una nueva, toma nota de nuestras recomendaciones de hoy que te ayudarán a restaurar cualquier puerta de tu hogar.
Una actividad al alcance de cualquier aficionado al bricolaje y para todos los bolsillos. Tan solo tres simples pasos y podrás volver a presumir de puerta. ¡Manos a la obra!
Preparar la superficie
Lo primero de todo será preparar la superficie. Y para ello tienes que retirar la puerta para poder trabajar más cómodamente, además de retirar la cerradura y cualquier otro elemento decorativo. A continuación tendrás que lijar la superficie y tapar todas las imperfecciones o agujeros, utilizando masilla reparadora.
Pintar siguiendo la veta de la madera
Cuando la superficie esté completamente lisa y uniforme, podrás aplicar una capa de imprimación, siguiendo las recomendaciones que especifica el fabricante en el envase. A continuación debes pintarla utilizando una pintura al aceite, que no estropeará tanto tu puerta.
Para realizar este paso te recomiendo seguir siempre la misma dirección y en el sentido de la veta, es decir, pintar siguiendo el dibujo de la madera. Aplica la primera capa de pintura, espera a que el producto se haya secado y después aplica la segunda. No te olvides de respetar los tiempos de secado.
Y colocar la puerta
Cuando hayas terminado de pintar y tu puerta esté bien seca, podrás colocarla en su lugar correspondiente y con todos sus elementos decorativos. Si lo consideras necesario, no te olvides de pintar también el marco de la puerta para que no se note mucho nuestra restauración.